domingo, noviembre 20, 2005

 

19 de noviembre de 2005 (15 años después)

Culminó el año de planeación, reuniones, carreras, estreses, etc; y pienso que cerró con una actividad que a ninguno se nos va a olvidar pronto.
Llegamos a casa de Isaac y Silvia a las 9 am, después de pasar a recoger las bocas adonde Chico y de pagar el saldo que restaba del lugar. Desayunamos pinto con huevo y salchichas, quesito fresco (recién hecho por Marcelo, je je) y jugo natural de naranja que el mismo Jorgito exprimió para nosotros.
Para Montelandia nos fuimos a las 11am, a preparar las bolsas del carnaval y a rellenar la piñata. Una vez estuvo todo listo, empezamos a mejenguear básquet, mientras esperábamos que llegaran los primeros convocados. Encestamos desde las 11:30 hasta como las 3pm, con los consecuentes 3 o 4 paros cardíacos de esta servidora, que se fundía cada media hora. Andan muy bien los chicos de la Generación 90, son muy atléticos.
Xiomy y Cinthia fueron las que abrieron la reunión. Y así fueron llegando, poquito a poco, hasta completar el grupo que hizo de la actividad un éxito rotundo.
El campeonato de jackses (aunque no se terminó) lo ganó, modestia aparte, la que les escribe, pues fui la que más largo llegó (2 de 3era). ¡Que va! A Sara, Cinthia y Xiomy parece que se les olvidó cómo jugar porque la única que me dio un poquito de pelea fue Tania.
Los hombres jugaron su obligatorio partido de fútbol, del que fui excluida por unanimidad y por Roberto que me mandó a cambiarme, cuando yo ya estaba lista para jugar. De por sí que ni quería, además, ninguna otra mujer quiso jugar y ya me habían “fouleado” en básquet (Isaac, ya ajustaremos cuentas después…).
Don Juan y Don Víctor llegaron temprano pero solos. Nosotros pensábamos que iban a llevar a las doñas pero parece que la tónica de la actividad fue la soltería provisional.
Mi amiguito Oscar (alias Elmoto) llegó de salvatandas a tomarnos la foto grupal, pero él es tan divino que se quedó acompañándonos un ratote y tomó 68 fotos que, dada su naturaleza de excelente fotógrafo, quedaron geniales.
Adriana montó una presentación con fotos de aquellos años, en especial del famoso viaje, que nos hizo quitarnos el sombrero por lo bien hecha, lo bonita que quedó y los mil recuerdos gratos que nos trajo a la memoria.
Luego habló Don Víctor y luego Don Juan. Ellos están más que orgullosos de los C.C.C. y creo que de nosotros también. Por nuestra parte, todos los tigrecitos y tigresitas, le damos infinitas gracias a Dios el que nos haya puesto como guías en esa aventura a dos señores tan queridos y dedicados.
Entonces empezó el baile. ¡Qué buena bailada nos pegamos! En eso, tengo que reconocer, que los chicos de San Pedro andan muy, pero muy bien (no vi a ninguno de Cartago bailando). Todos bailan y bailan súper bonito. Da gusto hacer reuniones así.
Después el karaoke. Eso estuvo divertido, más que artístico (je, je, je). No me acuerdo quién cantó qué, pero casi todos cantamos. A Cinthia la timaron (literalmente) para que cantara y lo hizo muy bien.
Quisimos bailar otro rato y paramos el karaoke porque ya no querían soltar el churuco. Bailamos entonces; reggaetón, salsa, merengue, socca y cumbia.
Continuamos con la piñata. Un piñatón divino (escogido por Erick), súper colorido y lleno con 5 kilos de maní y confites que costó reventar porque fue elegido con ese fin.
Habían empezado a jugar con ella desde antes (Isaac y Miguel) al estilo de Jet Li, donde quedó evidenciada la flexibilidad de las piernas de Pantoja que le mandaba patadas voladoras cada vez que Isaac la bajaba un poquito, mientras el papá de la piñata hacía un surco en el cemento, estresado porque la iban a desbaratar antes de tiempo. Empezaron a darle pues, y los cabrones le tiraban encima la piñata al pobre ciego (por el pañuelo) que le estuviera dando de turno, obligándole a arremeter a garrotazos contra el aire porque la piñata se le escurría por los lados. ¡Qué niños! Cuando se rompió y cayeron los confites, todo mundo se tiró; pero a mí no me quedó casi nada, así que, en un descuido de Guillén, le robé como medio kilo de golosinas y las eché en mi bolsa. Inmediatamente después, Pantoja me arrebató mi bolsita (ladrón que roba a ladrón…) y la de alguien más y se tiró al suelo con las bolsas por debajo. Por más que le rogué, no me la quiso devolver, hasta que llegó Sir Roberto, caballero salvador de damiselas en desgracia, y lo agarró de una pierna y un brazo, no solo suspendiéndolo sino sacudiéndolo en el aire para que cayera cualquier otro botín que tuviera escondido en el cuerpo. Yo tomé mi bolsita y me senté a reírme del cuadro, pero a reírme hasta que me faltó el aire y el estómago se me entumió.
Para último se quedó el carnaval (last but not least) que estuvo escandaloso, movido y divertidísimo porque todos, sin excepción, se apuntaron a menear las caderas haciendo el trencito. Comimos confetti como plato final.
En términos generales, la convocatoria fue de, aproximadamente, un 50% de la promoción del 90, que representa un porcentaje alto (creo yo) y lo cual nos podría servir de parámetro para decir que la actividad fue un éxito. Pero apartando números y cantidades, yo creo que el éxito radicó en que los que fuimos, llegamos con ganas de pasarla bien, de reconocer a nuestros compañeros y amigos de hace tantos años, de divertirnos y rememorar viejos e inolvidables días, de darnos un abrazo, un beso y reírnos juntos otra vez. Eso, para mí, fue el éxito.
¡Mil gracias a todos los que participaron e hicieron posible este 19 de noviembre tan especial!


Comments: Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?